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Claudia Vásquez Haro: “La ciencia y la academia aún están en deuda con las diversidades”

En diálogo con Soberanía Científica, Claudia Vásquez Haro reflexiona sobre la actualidad política, el lugar de las diversidades en la ciencia y afirma: “Nosotras ya aprendimos, ahora no nos van a echar de ningún lado."

  • Entrada publicada:14 septiembre, 2023

Año 2000. Mientras en Argentina comenzaba a desatarse una de las peores crisis políticas, económicas e institucionales, Claudia Vásquez Haro consideraba al país un buen lugar para probar nuevos rumbos y reafirmar su identidad de género. Cinco años después, esos rumbos tomaron forma e inició una carrera universitaria en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, institución donde se formó, investigó y hoy es docente. 

El camino no fue fácil, Vásquez Haro repasa los momentos donde sufrió detenciones arbitrarias y la vulneración de sus derechos: “Me paraban a las tres de la tarde y el único delito que había cometido era salir a la calle a comprar ropa siendo travesti”, dice. Estas experiencias la impulsaron a cuestionar estructuras y, en ese camino, ”la educación fue una herramienta liberadora”

Ante el actual clima político la investigadora afirma que “No podemos pensar en la educación como un privilegio como lo están planteando los candidatos de derecha. La educación tiene que ser un derecho para todas y todos”. Y agrega: “Un colectivo que conoce sus derechos es un colectivo que difícilmente pueda seguir siendo oprimido”.

En el año 2020 Vásquez Haro se convirtió en la primera travesti trans en obtener un doctorado vinculado a la investigación en ciencias sociales. “La función de las ciencias sociales y de las y los científicos sociales es alcanzarnos más herramientas para conocer cómo somos como sociedad”.

Claudia, además, es presidenta de Otrans Argentina, una de las organizaciones más importantes del país y fundadora de la Escuela de Formación Política Trans Y Travesti “Lohana Berkins” en el Instituto Patria. En esta entrevista asegura: “Nosotras ya aprendimos, ahora no nos van a echar de ningún lado. Ni siquiera Milei”.

¿Cómo ves la actualidad de la ciencia, la tecnología y la investigación? 

Lamento mucho todo lo que está sucediendo. Ahora salimos todas desesperadas y desesperados porque sabemos lo que se puede venir. Lo lamentamos aún más cuando ves, por ejemplo, todo lo que implicó que en el gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernandez un gran porcentaje del PBI se destinará a la educación, a la investigación, la ciencia y la tecnología. Yo vengo con una carrera de doctora. Hablaba con mis estudiantes y les decía: “Yo no sé si sentirme orgullosa porque a veces el orgullo es muy individual”. Hoy siento una gran preocupación y es por ellas y ellos también. Acá no solamente venimos de la dictadura, venimos del 2001. En nuestro caso venimos de ser perseguidas. Nuestra expectativa de vida no supera los 35-40 años. Por otro lado, tuvimos que esperar hasta el año 2020 para tener una primera doctora que se recibió en una universidad pública en Argentina. Y sí, eso podría ser un dato de orgullo, pero la verdad que a mí me sigue llenando de preocupación que sea la primera y la única. Debemos preguntarnos qué hizo el Estado, pero también qué hizo cada uno para que nosotras, las travestis y trans, en el 2020 recién podamos tener un título académico de doctora. Está bueno llevar la problemática a estos espacios. Pareciera ser que no, que de esto no se habla y no. Pienso que las y los estudiantes se llevan más preguntas que respuestas de las clases. Ahí reside la importancia de contar con estos lugares, de debatir, de tener educación pública. Hay que entender que no podemos retroceder en materia de derechos. Hasta hace unos años a mi me llevaban presa sólo por ser travesti. En la calle 7, en la calle 8, me paraban a las tres de la tarde y el único delito que había cometido era salir a la calle a comprar ropa siendo travesti. Fui parte de la lucha por la derogación de los códigos de faltas policiales, fui parte de todo el proceso de 2003 a 2015, un proceso que a mi me enamoró porque hasta ahí yo no participaba en política. Las travestis sólo eramos peluqueras, cocineras o prostitutas. Entonces, el modo en cómo me vinculé a la lucha fue desde mi propia experiencia personal de que me llevaban presa en la calle y no sabía por qué. Cuando sos travesti enfrentás el poder en carne propia. Una travesti no se puede esconder ante los ojos de los demás, el cuerpo mismo, la identidad misma que lleva el cuerpo enfrenta todas estas lógicas perversas.

Hablamos de educación: ¿Qué pasa con la investigación en ciencias sociales, actualmente cuestionadas?

Yo vengo de ahí. Cuando hablamos de ciencia siempre se piensa en un laboratorio o alguien descubriendo una vacuna. Pero, en definitiva, lo que mata las travestis no es precisamente una pandemia, sino la discriminación. Y la discriminación es de corte social. Desde muy chiquititos te enseñan a discriminar, a diferenciar el lindo del feo, el negro del blanco, el heterosexual de la persona de la diversidad, el migrante del nacional, etc. Todos estos patrones que son categorías analíticas y conceptuales son propias de las ciencias sociales y operan de manera arrolladora en los colectivos más vulnerables. Las ciencias sociales dan cuenta de cómo se construyen esos discursos, esas tramas, esas representaciones que después desde la comunicación se convierten en praxis política. Y eso tiene una dimensión, no solo política, sino también pedagógica y de investigación. Las ciencias sociales vienen a dar cuenta no solamente de los modos, cómo opera la desigualdad, el discurso hegemónico, las prácticas hegemónicas vinculadas con los discursos de odio, sino también en cómo pensar posibles salidas. Ahí hay una demostración de lo que se produce en términos de conocimiento. Lo que hacemos desde las ciencias sociales también es cuestionar, no solamente algunos marcos teóricos sino también metodológicos; que partamos de no hablar de objeto de estudio, sino de sujetos, que partamos del desconocimiento al reconocimiento. También de sistematizar y conceptualizar la experiencia. Yo  creo que, puntualmente, las travestis y trans hemos sido históricamente leídas e interpretadas por otras, por otros y otres y sabemos muy bien que uno mira el mundo con las anteojeras que trae puestas. Ahí creo que una teoría travesti-trans, que incluso es morena, es mestiza, es originaria, es transfeminista viene a echar mucha luz en una sociedad donde resurgen cada vez más los discursos de odio, donde se denosta más la ciencia. Pareciera ser que las ciencias sociales no aportan nada pero para mí dan un aporte importante en diferentes campos y sobre todo también en cómo somos como sociedad.  Pensemos en cómo surge la identidad de género, por ejemplo. Nacen de los reclamos sociales, de las luchas, de los modos de organización social y política. Entonces es importante conocer esto. La función de las ciencias sociales y de las y los científicos sociales es alcanzarnos más herramientas para conocer cómo somos como sociedad. Hay algo de lo que no se habla y es de todo lo que se ha conseguido desde ellas. Esta coyuntura política no solamente intenta llevarse puesta a la ciencias, sino lo que implica en una sociedad. Un colectivo que conoce sus derechos es un colectivo que difícilmente pueda seguir siendo oprimido. 

¿Qué implica dejar de ser un mero “objeto de estudio”? 

Se trata de ser sujeta de acción, de enunciación. Hay un cambio. Yo amo esta facultad y a esta universidad porque es mi casa. Este es el lugar que me formó y me contuvo pero no nos olvidemos que los espacios formativos históricamente fueron lugares de expulsión para la diversidad sexual. Venir a Argentina y encontrar un lugar como la Universidad de la Plata y la Facultad de Periodismo que lejos de cerrarme las puertas me las abrió, me contuvo, me formó y apostó por mí desde la investigación. Eso me cambió la vida. Las y los argentinos tienen que entender que esto es lo que se pone en juego. Está en juego el destino de millones y de quienes venimos o decidimos vivir en este hermoso país que sí, ha costado y va a seguir costando pero en donde, entre otras cosas, la educación es clave. No podemos pensar en la educación como un privilegio como lo están planteando los candidatos de derecha. La educación tiene que ser un derecho para todas y todos. Ante este panorama incierto hay algo que tiene que ver con la propia biografía, una biografía que no es sólo personal, sino que habla de un colectivo históricamente invisibilizado, habla de un colectivo que no ha terminado ni siquiera los estudios primarios, secundarios y mucho menos universitarios. Y el valor de la educación es importantísimo. La educación es una herramienta liberadora pero sobre todo que te empodera. No es lo mismo defender un derecho cuando lo conocés que cuando no sabés que existe.

¿Cuáles fueron tus objetivos cuando arrancaste hacer investigación?

Lo primero que pensé es en cómo era posible que en toda mi formación académica haya visto textos de un montón de personas heterosexuales donde no me encontraba. Me buscaba como travesti, como trans y sentía que esos textos no me hablaban a mí, y las representaciones que tenía siempre eran vistas de manera negativa. Mi primera pregunta tuvo que ver con eso: ¿Cómo se produce el conocimiento? ¿Quién lo escribe? ¿Cómo se hace investigación? Recibía muchos textos y libros que hablaban de las travestis, trans y de diversidad sexual desde el desconocimiento. Yo pensaba: “pero yo no soy una persona enferma”. Yo pude acceder a otros recursos, con una familia que me dio otros libros, otros textos, otras ideas, tuve una contención pero para alguien que no tiene ese andamiaje es difícil pensarse haciendo una carrera académica. Hacer ayudantías, el profesorado, después investigación. Todo el camino que me tocó hacer, primero lo hice desde la necesidad de que me llevaran presa por ser travesti y preguntarme ¿Por qué? ¿Dónde dice que me tienen que llevar presa? Para ese entonces el derecho a la identidad ni siquiera existía. La universidad es el lugar donde me apropié de esas herramientas: leer todas esas teorías, primero para nutrirme y después para dar esa discusión en el mismo lenguaje. Es empezar a pensar desde ese lugar y la verdad es que hicimos muchas cosas durante más de veinte años en esta Facultad. Desde crear el primer observatorio, que la facultad tome posicionamiento respecto al matrimonio igualitario, a la identidad de género, a la implementación de baños de uso común, la despenalización del aborto, todas cuestiones ligadas a lo social. Es muy importante que una facultad se expida y tome posicionamiento. Es así como empecé y no paré más.

¿Qué lugar ocupa la investigación en estos procesos? 

El rol de la investigación es clave porque también hace falta que todo lo que se produce desde acá, se conozca, se difunda. Todos estos trabajos de investigación que mencioné están subidos en el SEDICI, el reservorio y al alcance. Yo tengo una tesis doctoral de prácticas y políticas comunicacionales de feminidades, travestis, trans, migrantes peruanas en La Plata, las Charapas. Ahí hay un aporte al campo de la comunicación y de las ciencias sociales que es concreto. Se trata de las travestis produciendo sus mismos modos de organización y que le disputan al Estado ser entendidas como interlocutoras válidas. Le reclaman al Estado, nada más y nada menos, el cumplimiento efectivo de sus derechos. Es una tesis de investigación, pero también es una herramienta política. Es la sistematización de la experiencia travesti migrante en la Argentina.

¿Las diversidades tienen lugar en la ciencia? 

Cuando hablamos sobre esto de “¿Qué es lo que está en peligro?” “¿Qué es lo que se está poniendo en juego?” Y bueno, se trata de la continuidad de un modelo de país que con sus aciertos y desaciertos piensa en la redistribución de la riqueza, en la educación pública, en la salud y en la investigación. Y del otro lado, quienes quieren privatizarlo todo y quieren recortar y sacar derechos. Ahí es donde uno se pregunta ¿Qué es lo que tenemos hasta ahora? En el caso de las diversidades es incipiente todo porque son años de lucha, son años de exclusión, pero también lo que tiene que generar esto y con la Universidad sobre todo, son estas áreas de vacancia y tenernos en cuenta a las investigadoras travestis y trans. Porque vuelvo a decirlo una vez más: uno mira al mundo con las lentes que tiene puesto, entonces hacer investigación desde ese lugar me parece sumamente importante porque incentiva a estas actoras que aún quedan excluidas. Otra cosa es esto: no sé porqué cuando hablamos de género pareciera que “el género” solamente es cosa de mujeres. Sin embargo no es así, también estamos hablando de diversidades. Creo que, en ese sentido, la ciencia y la academia aún tienen una deuda con las diversidades. Sobre todo cuando se trata de empezar a fomentar la investigación dentro del colectivo.

¿De qué se trata el Cupo Laboral Trans? ¿En qué instancia se encuentra su aplicación? 

La figura del Cupo Laboral Trans viene un poco a cuestionar las contrataciones en el Estado porque quienes ingresaban lo hacían bajo la Ley de trabajo 10430, pero hay una deuda pendiente. El cupo está siendo implementado con mucha discrecionalidad. Soy la presidenta de Otrans Argentina, una de las organizaciones más importantes del país. De nuestras compañeras que ingresaron a trabajar por cupo, de alrededor de 350, entraron tres: se presentaron, hicieron toda la entrevista y quedaron por la formación que tienen. Hay algo que en la ley no se cumple. La ley en su sanción dice que una de las cuestiones que no se le puede exigir a las travestis y trans es la terminalidad educativa, que en todo caso se las contrate y, en paralelo, vayan terminando. Esto no está ocurriendo, lo primero que te piden es que tengas el secundario completo. Y con el tema de las migrantes hay un problema enorme porque exigen la ciudadanía cuando las compañeras tienen la residencia permanente. Hay un problema de interpretación de la ley y de falta de voluntad política. Hay que decirlo. Por otra parte, no hay ninguna política pública que haya mejorado el trabajo y la vida de las travestis y trans, y lo digo porque milito sistemáticamente la cuestión de las cárceles. Mi organización es la única que tiene un trabajo sobre detenciones arbitrarias y torturas en situaciones de encierro en las cárceles. El panorama actual es muy complejo pero nosotras ya aprendimos: ¡no nos van a echar de ningún lado! Ni siquiera Milei. 

Por: Mariana Hidalgo/Alejandro Armentia