Intentar darle medicamentos a niñas y niños suele ser una tarea difícil, sobre todo cuando vienen en forma de pastillas, que no son sencillas de tragar. El mismo desafío sucede en el caso de personas que tienen dificultades en la deglución.
Si bien es común recurrir a alternativas como jarabes, suspensiones, comprimidos efervescentes o que se desintegran en la boca, especialistas señalan que estas opciones suelen presentar problemas de estabilidad o de inexactitud en las dosis, entre otros.
Para ofrecer una alternativa más efectiva, de sencilla elaboración y con mejor aceptación entre las infancias, el Departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional del Sur (UNS), se encuentra desarrollando medicamentos en forma de gomitas masticables.
Se trata de una línea de investigación que iniciaron en 2018 y ahora, con el financiamiento de la convocatoria Ideas-Proyecto de la Comisión de Investigaciones Científicas, apuntan a desarrollar formulaciones para el tratamiento de patologías cardiovasculares en este formato especialmente diseñado para pacientes pediátricos o que tienen problemas para tragar.

El rol del Estado en la producción de medicamentos
Este equipo de profesionales de la UNS se dedica a investigar -entre otras cosas- el desarrollo de formulaciones huérfanas, que son aquellas que el mercado farmacéutico deja de lado por no ser lo suficientemente rentables.
“Significa que el medicamento existe y está corroborado que se usa para determinada patología. Pero no existe la formulación farmacéutica para esta población particular, infancias en este caso, porque no hay una magnitud de pacientes como para elaborar industrialmente el medicamento y que eso genere un rédito económico. No es como comercializar ibuprofeno, que tiene una frecuencia de utilización muy grande”, explicó la investigadora y especialista en tecnología farmacéutica Noelia Gonzalez Vidal, directora del proyecto.
En el caso de las versiones pediátricas de losartan, amiodarona o beta-bloqueantes (como atenolol o propranolol), usados para tratar patologías cardiovasculares en infancias, la profesional remarcó: “no hay una producción industrial y ahí es donde aparecemos nosotros tratando de cubrir este nicho”.

Además de generar mayor aceptabilidad en el sector de la población a la que van destinadas, las gomitas masticables tienen otras ventajas. Son más estables que las formulaciones líquidas, es decir, menos propensas a ser afectadas por factores como la temperatura o la humedad; y menos costosas en términos de almacenamiento y transporte. A su vez, son más sencillas de administrar y generar adherencia al tratamiento en infancias que otras opciones como parches o inyectables.
De hecho, la necesidad de desarrollar un formato mejor para suministrar este tipo de medicamentos vino del territorio, del vínculo que tiene el laboratorio con otras instituciones, como el Hospital El Cruce de Florencio Varela o la actualmente suprimida Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP): “nos decían que tenían bastantes problemáticas con la administración de fármacos a chiquitos con cardiopatías congénitas particularmente. Entonces, ahí empezó nuestro camino por este tipo de medicamentos”, indicó la investigadora.

Elaboración sencilla
El producto que está desarrollando el equipo de la UNS es de elaboración simple, por lo que puede hacerse sin problemas a escala de laboratorio. “Esa también es la ventaja que tienen las gomas masticables. El equipamiento para su producción es muy sencillo. Para hacerlo a una escala pequeña, no necesitas grandes inversiones. Se puede hacer en una farmacia hospitalaria o una farmacia oficinal”, detalló Gonzalez Vidal.
“El objetivo por ahora sería lograr transferir lo que nosotros hacemos a una escala laboratorio y que se pueda reproducir a nivel hospitalario, en cualquier institución de la Provincia interesada en este fármaco o en algún otro que nosotros podamos vehiculizar en este formato. No me circunscribo solamente a los betabloqueantes o a las terapias cardiovasculares”, señaló.
Más adelante se podría pasar incluso a una escala productiva mayor, pero para ello se requiere profundizar en las investigaciones e incluso precisar otros aspectos como el empaque o envasado. De todas formas, este desarrollo arroja un dato concreto: el camino de la ciencia bonaerense para producir medicamentos para patologías cardiovasculares en un formato amigable para las infancias y de sencilla preparación, ya está en curso.
Por David Barresi
