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Un sistema ecológico para tratar aguas residuales domiciliarias

Profesionales bonaerenses desarrollaron un dispositivo tecnológico para tratar efluentes de las viviendas, que evita la contaminación de napas y contribuye a mejorar la salud de la población.

  • Entrada publicada:31 octubre, 2025

En distintos aglomerados urbanos del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se han realizado análisis del agua que muestran presencia de contaminantes en las cuencas de los arroyos y las napas subterráneas, principalmente nitratos y contaminación microbiológica. Esto se debe, entre otras cosas, a la forma en que se realiza la disposición final de los efluentes domiciliarios: fundamentalmente por el uso de pozos ciegos o por la descarga sin tratamiento directamente en arroyos.

El problema es que de esas mismas napas contaminadas extraen el recurso para consumo las propias familias que habitan esos barrios, sobre todo aquellas que no tienen la posibilidad de comprar bidones todos los días.

Esta situación trae consecuencias directas sobre la salud de las personas. Informes científicos confirman que en estas zonas se registra una alta prevalencia de diarreas y otras enfermedades de trasmisión hídrica por virus, bacterias o enteroparásitos, asociadas a la baja cobertura de servicios de saneamiento ambiental básico y fuentes seguras de agua. 

Pero cuando la ciencia sale del laboratorio y mete los pies en el barro, puede encontrar soluciones. Un equipo de profesionales bonaerenses de cuatro instituciones está desarrollando un sistema ecológico que permite tratar los efluentes domiciliarios de manera natural, a bajo costo, sin necesidad de energía eléctrica ni utilización de agregados químicos. 

“Se enmarca dentro de lo que llamamos tecnologías basadas en la naturaleza que son aquellas que utilizan procesos y ecosistemas naturales. Se puede construir con materiales que se consiguen en corralones o ferreterías, de fácil acceso. Y el principal funcionamiento lo hacen microorganismos y plantas”, explicó el biólogo e investigador Ramiro Simonetti, director del proyecto.

La iniciativa cuenta con el financiamiento de la convocatoria Ideas-Proyecto de la Comisión de Investigaciones Científicas y la llevan a cabo investigadoras e investigadores de cuatro organismos: el Instituto Nacional del Agua (INA); Instituto de Limnología “Dr. Raúl Ringuelet (ILPLA, que está asociado a la CIC); el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de la UBA y el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF)- Región Pampeana del INTA.

Humedales artificiales con plantas nativas

Estos sistemas van a ser evaluados en dos barrios comunitarios recientemente loteados que no cuentan con servicios de agua potable y cloacas: el “Norita Cortiñas”, ubicado en localidad de Guernica (Pte Perón), y el “Crisol”, en el municipio de Moreno. En el primer caso se trata de 64 lotes, en el segundo de 109. La intención es instalar un dispositivo por cada vivienda y otro en el SUM de cada uno, donde funcionará una olla popular y copa de leche.

“Los sistemas de tratamiento biológico son dispositivos que constan de una etapa de tratamiento primaria y otra secundaria. La primaria es la que se conoce como biodigestor o cámara séptica, en donde lo que se busca es retener sólidos y grasas para eliminarlos del efluente. En ese proceso se separan partículas sólidas por sedimentación y grasas y aceites por flotación. Luego principalmente bacterias, que no necesitan oxígeno, son las que se alimentan de esos contaminantes”, explicó el investigador.

En la segunda etapa, se utiliza “un sistema de humedales artificiales con plantas nativas, que son de la zona. Ahí el agua pasa lentamente, por un sustrato (piedra partida o escombro), se va limpiando y las plantas van metabolizando todos los contaminantes, transformándolos. A la salida de ese sistema, el agua ya se puede infiltrar en el suelo cumpliendo con los valores estandarizados permitidos, sin generar un impacto en el ambiente”.

Este tipo de tecnología se puede construir en estos barrios porque sus vecinos y vecinas planificaron la distribución del territorio para tener espacio suficiente dentro de cada uno de los lotes (que son de 10 mts de ancho por 20 de largo). Es un sistema difícil de replicar en zonas donde haya condiciones de hacinamiento. Pero por otro lado, sí se puede desarrollar en cualquier territorio que por su lejanía de urbanizaciones sea muy costoso acercar un sistema de cloacas, situación que suele ocurrir en algunos ámbitos rurales vinculados a la agricultura familiar o en barrios que están alejados de los centros de las ciudades.

Este sistema probado en esta zona del conurbano sur puede ser replicable en otros lugares con condiciones climáticas parecidas: por lo menos en toda la provincia de Buenos Aires, también en Entre Ríos, Santa Fe o Córdoba. Son tecnologías ya probadas en países europeos, pero allá tienen otros climas, otras plantas y condiciones de suelo. Acá hay muy poca información sobre ellas, por eso la importancia de estudiarlas y probarlas en el territorio donde estamos, bajo las condiciones climáticas que tenemos acá”, aseguró Simonetti.

La ciencia en diálogo con el barrio

El equipo de profesionales que desarrolla este proyecto fue diseñando y modelando el sistema de tratamiento en diálogo con las personas, familias y organizaciones que ya habitan o van a habitar estos barrios, que participan y juegan un rol clave en el proceso: son en gran medida quienes se encargarán de monitorear, probar y evaluar su funcionamiento.

“Nosotros nos enmarcamos dentro de lo que es investigación y participación activa. Eso implica un ida y vuelta. No es que llevamos una tecnología cerrada, sino que la vamos construyendo con las personas que habitan en esos lugares y la vamos adaptando a las condiciones y a los usos que tienen. Así que desde el primer momento se hicieron talleres de capacitación sobre las problemáticas asociadas al agua y las formas de pensar soluciones”, indicó el investigador.

El desarrollo se encuentra dentro de las denominadas Tecnologías para la Inclusión Social (TIS), que apuntan a acercar el conocimiento científico-tecnológico a las comunidades y grupos sociales, con participación en el diseño y el desarrollo de las actividades. 

En el marco del proyecto se generará un protocolo de construcción y uso del sistema de tratamiento, para que las propias familias puedan autoconstruirlos en cada una de las viviendas, mantenerlos y evaluar su desempeño.