En este momento estás viendo Buscan crear una nueva variedad de cannabis con mayor carga de CBD <p class = "resumen">Se trata de un proyecto de UNAHUR enmarcado en uno de los ejes estratégicos impulsados por la CIC. Se busca mejorar una variedad de la planta sativa. </p>

Buscan crear una nueva variedad de cannabis con mayor carga de CBD 

Se trata de un proyecto de UNAHUR enmarcado en uno de los ejes estratégicos impulsados por la CIC. Se busca mejorar una variedad de la planta sativa.

  • Entrada publicada:31 octubre, 2023

La industria del cannabis viene creciendo a pasos agigantados y la proyección en términos económicos y productivos es sumamente prometedora. Es por eso que las universidades y el sistema científico apuestan fuerte a la investigación de las propiedades de la planta y sus posibles mejoramientos.  

En el marco de las Convocatorias de la Red de Investigación en Ejes Estratégicos lanzada por la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia, un grupo de investigación de la UNAHUR está trabajando en el proyecto denominado “Mejoramiento y Micropropagación de colecciones mejoradas de Cannabis Sativa para la obtención de nuevas moléculas bioactivas”, dirigido por la doctora en biotecnología Jesica Iannicelli. 

La iniciativa busca mejorar la genética de la planta de cannabis para aumentar la composición química de cannabinoides no psicotrópicos de CBD y CBG. Para esto se utiliza la vía de poliploidización, un método que no trata de modificar la genética (como en el caso de los transgénicos) sino de incrementar la cantidad de material genético de base que trae un material.

Una vez que se consiga una nueva genética de calidad y estabilizada, el nuevo desarrollo podrá ser utilizado para desarrollos medicinales tópicos y cosméticos o bien  con fines de investigación de biofármacos.

Además, a partir de las variedades de plantas que se obtengan, los cannabinoides nuevos podrán ser evaluados y utilizados para el proyecto “Evaluacion y formulacion del cannabinoide no psicotrópico cannabidiol como antimicrobiano“, proyecto RIIDE dirigido por el doctor Paulo Maffia. 

El grupo de investigación está integrado por la doctora Jesica Iannicelli, el doctor Paulo Maffia, el licenciado Juan Manuel Velázquez y las licenciadas Valeria Rudoy y Cintia Almada, por parte de la UNAHUR; las doctoras Gabriela Soto y Margarita Stritzler, del IGEAF-INTA Castelar; y las doctoras Catalina Van Baren, Daiana Retta, Valeria Moscatelli, Lira Paola Di Leo, de FFyB-UBA

La poliploidización

“La premisa es que si con una determinada cantidad de material genético la planta produce cierta cantidad de componentes, si yo le aumento la cantidad de material genético voy a aumentar también la capacidad de síntesis para esos componentes”, explica Jesica Iannicelli respecto a la poliploidización desde la Biofábrica de la UNAHUR, donde se encuentran los cultivos de cannabis in vitro.

Los resultados de estos experimentos son denominados como “organismos mejorados”, ya que producen en mayor cantidad algo que ya producían o adquieren una nueva característica que lo hace más valioso.

El método de poliploidización en plantas puede tener distintos objetivos en función de lo que se quiera lograr. “Por ejemplo, si lo que se quiere lograr es mejorar una planta aromática se puede buscar agrandar hojas y flores. Para un cultivo de grano, en cambio, se puede requerir que genere más semillas”, ejemplifica la doctoranda de UNAHUR.

La poliploidización es considerada un mecanismo evolutivo fundamental para el desarrollo de las plantas. Según explica Iannicelli esto se puede inducir artificialmente de dos maneras: in vivo (en una maceta en un invernáculo); o a través de biotecnología, por medio del cultivo de tejidos, asegurándole todos los nutrientes que necesita para vivir en un tubo de ensayo. “Hacerlo de esta forma garantiza un porcentaje de éxito mayor por ser condiciones más controladas”, agrega.

La contraparte de generar un poliploide es que le va a llevar más tiempo crecer. “Es más compleja la metodología, pero a largo plazo trae más ventajas”.

El proyecto se encuentra en la etapa de ajuste de cultivo de tejidos, estudiando los requerimientos nutricionales y hormonales para el desarrollo del cultivo. “El proyecto incluye la micropropagación porque además de mejorarlo también lo vamos a propagar a través de tubos de ensayo”, explica. Y agrega: “En estos tubos de ensayo se puede conservar germoplasma que es mantener a largo plazo un pedacito de ese individuo que nos interesa”.

Una de las características que tienen los poliploides es que al ser “individuos nuevos”, el perfil de producción puede ser totalmente diferente al que le dio origen. “Generar un poliploide es como abrir una caja de Pandora. Nunca se sabe con exactitud lo que se va a obtener de ese nuevo individuo”, dice Iannicelli. 

Lo que se busca de esta nueva variedad de cannabis es que tenga mayor cantidad de CBD y mayores características antimicrobianas. Para este experimento el proyecto utiliza un agente mutagénico inhibidor de la mitosis conocido como colchicina.

Los aportes de la sociedad civil

Otro de los objetivos centrales de esta iniciativa es generar materiales potencialmente transferibles a productores y ONGs locales de la Provincia, que permita a los usuarios acceder a la planta de Cannabis y sus derivados en forma segura. 

“La colección que tenemos de cannabis en el biolaboratorio proviene de aportes de asociaciones civiles y cooperativas. Ellos entregaron material que interesaba porque tenía un cierto perfil de cannabinoides”, cuenta Iannicelli. La intención de las investigadoras y los investigadores del proyecto es mejorar esa cepa, crear un organismo nuevo (una nueva variedad) que pueda ser registrada en el Instituto Nacional de Semillas (INASE).

Para el equipo de investigación es fundamental que el nuevo desarrollo pueda llegar a las manos de los productores, cultivadores, asociaciones civiles y cooperativas de cultivo de Hurlingham que aportaron al proyecto. 

El cannabis representa una industria nueva y prometedora para la Provincia de Buenos Aires, más allá de que los cannabicultores lleven varios años emprendiendo con su cultivo. En ese sentido, esta investigación tendrá un impacto económico que se podrá medir a mediano y largo plazo en la industria farmacéutica, de la producción de conservantes, del cáñamo y de productos cosméticos. 

Hoy el mercado del CBD mueve más de 2.000 millones de dólares en Estados Unidos; mientras que en Europa en 2018 ya movía 287 millones de euros y se estima que crecerá más del 400% para 2023.

A medida que aumenta la demanda de estos productos, aumenta también la necesidad de mejorar la producción de este metabolito. “Los resultados de este trabajo pueden tener una relevancia científica importante y van a sentar soberanía sobre estos recursos en nuestro país”, asegura la investigadora.

Por Juan Vera Visotsky