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Paulo Maffia y Jésica Iannicelli, parte del equipo de investigación del Laboratorio de Aplicaciones Biotecnológicas y Microbiología de la UNAHUR

Estudian el efecto antimicrobiano de un componente químico del cannabis

El cannabidiol o CBD tendría la capacidad de eliminar bacterias de interés clínico y podría ser clave para prevenir enfermedades intrahospitalarias. Además, investigan su posible uso como conservante en alimentos y en elementos de cosmética.

  • Entrada publicada:10 octubre, 2023

Uno de los componentes químicos de la planta de cannabis sativa, el cannabidiol (CBD), tendría la capacidad de eliminar bacterias patógenas hiper resistentes que están siendo consideradas un problema de salud a nivel mundial. 

“Está ocurriendo una pandemia lenta”, describió Paulo Maffia, investigador del Laboratorio de Aplicaciones Biotecnológicas y Microbiología de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR). Se refiere al aumento constante de la resistencia que distintas bacterias vienen desarrollando a diferentes antibióticos, que hasta “se las van pasando unas a otras, inclusive de una especie a la otra”.

“El problema quizás más acuciante en la resistencia a los antimicrobianos lo vemos en los pacientes que están internados en los hospitales cuando contraen algún tipo de infección intrahospitalaria. Las infecciones de este tipo, la gran mayoría, son causadas por bacterias resistentes a uno o varios antibióticos. Esto se da porque es justamente en esos lugares donde se usan constantemente muchos medicamentos. Entonces las bacterias que crecen ahí son aquellas que pueden hacerles frente. Y muchos pacientes mueren a veces por estas infecciones más que por la dolencia por la que llegaron al hospital”, explicó. 

Maffia es biotecnólogo y está al frente de un proyecto de investigación que apunta a indagar la posible utilización de “cannabinoides no psicoactivos” como agentes antimicrobianos para el tratamiento de infecciones en clínica o veterinaria. Este estudio está financiado por la convocatoria “Red de Investigación y Desarrollo en Ejes Estratégicos de la Provincia de Buenos Aires”, impulsada por la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC).

El CBD es uno de esos cannabinoides, un principio activo que ya se ha evaluado y aprobado para el tratamiento de padecimientos como la epilepsia refractaria en niños y niñas, además de estar avalado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) para utilización en cosmética. Sin embargo, sus usos podrían ser todavía más abarcativos de lo que se conoce hasta el momento.

“En particular nosotros encontramos que tiene actividad antimicrobiana para un tipo de bacterias que se llaman Gram-positivas. Una de estas, llamada Staphylococcus aureus, es bastante conocida por causar infecciones en la piel, en tejidos y en partes blandas, generando granulomas, y es un candidato interesante para el desarrollo de nuevos antibióticos. Principalmente por el hecho de que hoy en día encontramos que posee resistencia a varios de estos. Así que disponer de una molécula nueva que pueda hacerle frente sería un muy buen avance”, detalló el investigador.

Alta efectividad y baja toxicidad

Las razones por la que el cannabidiol tiene actividad antibacteriana o antibiótica son materia de discusión en el campo científico. “Hay varios autores en el mundo que lo estamos estudiando. Lo que hemos visto en algunos experimentos tanto de biofísica como microbiológicos es que el CBD al ser una molécula lipofílica, es decir, que le gusta interaccionar con lípidos, tiene la capacidad de interaccionar con las membranas de las bacterias, que son bicapas de fosfolípidos. De esa manera la disgrega o le modifica su estructura. Es decir, no tiene una acción específica, es bien diferente a lo que puede ser una cefalosporina o un derivado de penicilina. Es algo completamente distinto el mecanismo de acción”, resumió Maffia.

El proyecto de investigación busca también determinar cuál es la mínima concentración de CBD que se puede usar para eliminar bacterias. “Uno siempre tiene que usar la menor cantidad posible, que sea suficiente para eliminarla pero sin darle a un paciente más medicamento del necesario”, indicó el profesional. 

Como se mencionaba previamente, el problema con otros antibióticos o antimicrobianos es que están perdiendo eficacia, por lo que tienen que usarse en dosis más grandes. “Ya los derivados de penicilina casi no se pueden usar. Por ejemplo, en el caso de la amoxicilina las dosis que se usan hoy son muchísimo más altas que las que se usaban hace 15 o 20 años”, señaló.

En este marco, el CBD podría tener una efectividad mayor en dosis mucho menores y podría combatir bacterias asociadas a infecciones pulmonares (como Klebsiella pneumoniae) u otras que se producen en la piel o partes blandas (como Staphylococcus aureus). La intención de esta investigación es llegar a formular un producto aerosolizado para aplicar en el primer caso y una crema o ungüento para el segundo.

“El cannabidiol tiene la particularidad de tener muy baja toxicidad, así que podría funcionar para infecciones de la piel, porque lo podemos distribuir de manera tópica, es decir, contra infecciones cutáneas”, remarcó el investigador. 

Conservación de alimentos y cosmética

La investigación también analizará otra cualidad del CBD: su capacidad para actuar como conservante para la industria alimenticia. “Es un principio activo cuya producción podría ser relativamente económica”, argumentó Maffía y mencionó que actualmente “se están buscando agentes que inhiban el crecimiento de las bacterias en los alimentos pero que no sean tóxicos para las personas y que además cuiden el medio ambiente”.

En ese sentido, afirmó que el cannabidiol estaría en condiciones de cumplir esos requisitos y reemplazar otros productos que actualmente se utilizan y que se encuentran con los mismos problemas: “generan también resistencia en los microorganismos y por otro lado pueden llegar a generar algún tipo de reacción alérgica o alguna toxicidad”.

“Los usos posibles no se agotan acá, también podría usarse como agente antibacteriano económico y biodegradable para cosméticos y artículos de tocador, proporcionando una alternativa a los conservantes sintéticos, muchos de los cuales actualmente son cuestionados por su perfil de seguridad y contaminación al medio ambiente”, destacaron desde el equipo de trabajo de la UNAHUR.

Las potencialidades de la industria del cannabis medicinal en términos de salud y también productivos se siguen expandiendo en la Provincia y el rol del sistema científico-tecnológico es central en ese proceso. 

“Poder decir que estos cannabinoides tienen determinado principio activo biológico, da seguridad, da certezas y relevancia científica. Esto va a tener un valor por la certificación que le estamos dando, al trabajar desde un organismo del Estado, una universidad nacional, con metodología internacionalmente validada. El impacto económico es lo que se podrá evaluar de acá a algunos años con el resultado de todas estas investigaciones”, concluyó Maffia.

Por David Barresi