Investigadoras/es del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA), asociado a la CIC, impulsan un proyecto que tiene como objetivo aprovechar todos los productos provenientes de las colmenas. En este marco, Yanet Yrigoiti, quien desarrolla su tesis doctoral en el Centro, propuso estudiar el propóleo y otorgarle nuevos usos ligados a la alimentación. Se trata de un ingrediente con múltiples beneficios para la salud.
La utilización del propóleo en alimentos resulta una novedad y desafío debido a que tanto su sabor como su aroma se caracterizan por tener una fuerte presencia. “El propóleo tiene un sabor amargo, astringente y un aroma muy fuerte. La idea es enmascarar eso e incluirlo como un ingrediente dentro de los alimentos, más allá de los usos que se le da en la actualidad, como conservante o un agente antioxidante”, sostuvo la investigadora.
Para lograr el objetivo se utiliza el método de cocristalización, mediante el cual se encapsula al propóleo en matrices de sacarosa -un componente dulce- y se obtiene un polvo con el que se elaborará el alimento. De esta manera, además, se enmascara el sabor original. “La idea es ir probándolo en distintos alimentos”, detalló Irigoiti y explicó que fue incorporado en un postre comercial al cual se le realizó una evaluación sensorial preliminar que resultó satisfactoria.
“Se trata de utilizar el propóleo y convertirlo en un ingrediente funcional que sirva para generar un alimento beneficioso para la salud”, sostuvo Diego Yamul, director del proyecto.
El propóleo es extraído de la colmena en estado sólido y, mediante la técnica de cocristalización, se busca proteger sus compuestos activos que son muy sensibles a la luz y la temperatura. “La idea es protegerlo e incorporarlo a cualquier formulación y alimentos que se consuman diariamente, ya que se ha comprobado que aporta muchos beneficios a la salud”, agregó Alba Navarro, Co-directora del proyecto.
Debido a sus compuestos y activos se convierte en un producto con propiedades antioxidantes, antibacterianas, anticancerígenas, antisépticas y antialérgicas. También se trata de un aliado para el fortalecimiento del sistema inmune. “La idea principal es proteger esos compuestos para que mantenga todas sus propiedades al momento del consumo”, afirmó Irigoiti.
La utilización de este producto se encuentra asociado al uso farmacéutico. En este sentido, es importante eliminar el sesgo o rechazo que provoca por su asociación a los productos de farmacia. “Uno los tiene vinculado a esos alimentos y la idea es salir de eso”, aseguró Navarro y manifestó que por el hecho de que las nuevas tendencias alimentarias buscan sabores nuevos, el propósito es llegar de forma masiva a la sociedad. “Queremos darles algo diferente”, aseguró.
El proyecto, recientemente publicado en la revista Trends in Food & Science Technology, sostiene que el propóleo está siendo estudiado para conocer su respuesta en tratamientos contra el coronavirus. Esto se debe a que sus propiedades atacan a algunos virus de la influenza, contienen efectos inmunomoduladores y estimulan el sistema inmunológico.
Si bien Argentina se posiciona entre los principales países apicultores del mundo, la producción del propóleo se reduce a la práctica artesanal. En la actualidad es la miel la que domina el mercado. El Instituto Nacional de Tecnología de los Alimentos (INTA) está desarrollando una planta de procesamiento de propóleo en la provincia de Tucumán, la primera y única a nivel nacional.
Los próximos pasos en el proyecto serán las pruebas de métodos de encapsulación, como el secado spray y la gelificación iónica para obtener el extracto de propóleos encapsulado que pueda incluirse como ingrediente funcional de alimentos salados como snacks, barras de cereal, entre otros.
Por Mariana Hidalgo