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Gerardo Botasso: “La soberanía tecnológica que genera la ciencia impacta en el desarrollo territorial”

El especialista se refiere al rol de las universidades y el sistema científico tecnológico y sostiene que la sinergia generada en la pandemia debiera sostenerse en el tiempo.

  • Entrada publicada:7 diciembre, 2022

Gerardo Botasso es director del Centro de Investigaciones Viales (LEMaC), centro asociado a la CIC que por estos días se encuentra celebrando su 20 aniversario. Además, Botasso es secretario de Ciencia, Tecnología y Posgrado de la Universidad Tecnológica Nacional Regional La Plata, donde se desempeña como docente e investigador en un tema clave para la Provincia: el uso de neumáticos fuera de uso en mezclas asfálticas, tema con un alto impacto en el ambiente y la infraestructura bonaerense. 

Este año, la Asphalt Rubber y la Rubberized Aphalt Foundation lo nombraron embajador argentino en tecnología del caucho asfáltico en reconocimiento a su trayectoria y a los proyectos de investigación que lleva adelante en esta área del conocimiento. En diálogo con Soberanía Científica, afirma que “la popularización de la ciencia se hace posible en la Universidad”

El investigador repasa los proyectos que impulsaron desde la UTN La Plata durante la pandemia. En ese contexto crítico “la ciencia se mostró necesaria y oportuna, frente a la demanda social de no saber que podía pasar mañana”, dice. Por otro lado, describe los proyectos tecnológicos actuales y su vínculo con los sectores productivos: “nada de esto se podría lograr sin las políticas activas y concretas de los gobiernos nacionales y provinciales”, asegura.

-En plena pandemia, universidades e instituciones científicas reorientaron sus trabajos. Desde la UTN La Plata produjeron protectores faciales y elementos para personal de salud con impresoras 3D ¿Cómo fue esa experiencia que movilizó a la universidad? 

La pandemia brindó oportunidades únicas en la gestión de lo que hacemos en la UTN. Tanto los protectores como los dispositivos para intubación, como el desarrollo de un spray para superficies contaminadas por COVID, fueron la expresión de personas de distintos grupos y centros de investigación y en la vinculación con la industria. Esto fue posible debido al compromiso de los investigadores y estudiantes que traspasaron las barreras convencionales de trabajos encuadrados dentro de las áreas específicas en la que se encontraban, y que previamente no se habían vinculado tan intensamente y de manera espontánea. El aprendizaje se relaciona con la posibilidad de hacer más allá de las muchas barreras burocráticas existentes. Tanto el sistema científico como la Universidad encontraron la forma de hacer eficiente al sistema. Eso motiva y hace que se hayan concretado los objetivos. Esto debiera permanecer en el tiempo. La sinergia generada en la pandemia y la forma de ejecutarlo, debiera permanecer en el tiempo.

-¿Cuál es para vos el valor de la educación y la ciencia pública en momentos críticos de la sociedad?

La pandemia como momento crítico ha visibilizado la importancia de la educación formal y las relaciones generadas en una comunidad educativa. La alianza entre investigadores, becarias y becarios, docentes y estudiantes, y la visión de la enseñanza actual en nuestra Facultad de formar por competencias a las y los futuros profesionales de la ingeniería, permitió la interdisciplinariedad; sabiendo que la mayoría de los desafíos no se resuelven con una sola área del saber, sino con los aportes de muchos sectores del conocimiento. Las ingenierías química, mecánica, industrial, civil, eléctrica y sistemas de información aportaron laboratorios, equipos, estudiantes, doctorandos e investigadores para los proyectos que señalé.

Por otro lado, los equipos médicos de los hospitales expresando sus necesidades, las reuniones a cualquier hora del día y cada institución sumando todos sus recursos permitieron llegar a la concreción de las máscaras, las cámaras de intubación, el spray anti COVID, entre otros.

La ciencia se mostró necesaria y oportuna frente a la demanda social de no saber que podía pasar mañana. Creo que se pudo evidenciar que el sistema universitario y científico argentino se movilizó para aplicar sus saberes, salió de su lógica rutinaria y demostró tener personas formadas y equipamiento de primer nivel internacional. Esto permitió dar respuestas desde el propio entramado educativo y científicos a los propios vecinos y trabajadores de la ciudad, a cada barrio en el cual cada investigadora e investigador vivía.

-¿Por qué hacer ciencia desde una universidad?

Hace muchos años el país vio oportuno que la ciencia se trasladara prioritariamente a las Universidades. En Argentina, a los investigadores que no son docentes en universidades les resulta mucho más complejo dar continuidad a sus líneas de investigación. Por otro lado, la popularización de la ciencia se hace posible en la Universidad.

Hoy las y los alumnos de la universidad pública disponen de cátedras, seminarios y encuentros, donde las últimas investigaciones impactan en el perfil de las carreras de grado. La Facultad tiene becas de investigación que le permiten participar en los proyectos homologados de investigación y de extensión. Las ideas de las y los estudiantes de grado y de posgrado constituyen el semillero de nuevas perspectivas de innovación.

Hoy la universidad hace ciencia vinculada a la sociedad y al territorio, siendo así un actor clave en el desarrollo equitativo y sostenible del territorio.

-Pasó la Pandemia y volvimos a los desafíos cotidianos: el litio es un recurso estratégico para el país y hay muchos proyectos relacionados al desarrollo de celdas de baterías. En ese sentido ¿cuál es el aporte de la UTN en ese desafío?

En la actualidad, la universidad fue beneficiada como primer proyecto elegible en la convocatoria de “Proyectos Federales de Innovación 2022 -PFI 2022-”. La iniciativa apunta al desarrollo de materiales para ser utilizados en electrodos para baterías de litio. Lo dirige la Dra. Mariela Ortiz del Centro del Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencia y Tecnología de Materiales -CITEMA- (UTN/CIC).

La beneficiaria de este proyecto es una PYME de la provincia de Buenos Aires que centrará su producción en baterías de litio con el desarrollo de la UTN La Plata. Este proyecto apunta a generar la primera fabricación integral de baterías de litio en el país.

– Atendiendo a estos dos temas que mencionamos, COVID-19 y litio, y los subsiguientes desarrollos en ellos, ¿cómo impactan en una soberanía científica?

En estos dos casos, y en tantos otros en los que la UTN La Plata participa, se impacta en forma directa en la generación de empleo formal, en la sustitución de importaciones y en un mayor acceso de tecnología que se comercializan a valor del mercado local.
Además en la generación de empresas de base tecnológica se ha logrado posicionar a las mismas en el mercado internacional, exportando tecnología.

La soberanía tecnológica que genera la ciencia impacta en el desarrollo territorial tanto desde una perspectiva social como ambiental, y de la experiencia hemos visto la formación de empresas, generación de empleo y aumento de la capacidad exportadores con valor agregado.

Nada de esto en la universidad, y por ende la UTN La Plata, se podría realizar sin las políticas activas y concretas de los gobiernos nacionales y provinciales.  Si solo fuera un discurso vacío de contenido como ha pasado en ocasiones, genera frustraciones, desaliento y deserciones en el sistema científico y en la Universidad. Por eso no es algo que solo dependa de la universidad, sino de las políticas públicas asociadas.

-Tu especialidad es el uso de caucho de neumático fuera de uso en la infraestructura vial. ¿Por qué es importante el desarrollo de tecnologías propias, apuntando a resolver problemas locales (sean ambientales y de infraestructura)?

Felizmente la línea de uso de neumáticos fuera de uso (NFU) se ha consolidado muchísimo en el país y en el mundo. Hemos obtenido dos financiamientos del FITBA. Por un lado, para la redacción de las especificaciones técnicas para vialidad de la provincia de buenos aires, que será la primera vialidad en contar con reglamentaciones del uso del polvo de NFU en mezclas asfálticas; y por otro lado, para la elaboración de una recicladora primaria de NFU con astilleros Río Santiago, siendo la primera trituradora de fabricación nacional.

Los dos proyectos tienen un profundo impacto, el primero en sustitución de importaciones (reemplazo de polímeros vírgenes), economía circular y capas de rodamiento de carreteras más durables. El segundo permitirá a los municipios de la Provincia contar con un modelo de trituradora de fabricación local para la reducción de los volúmenes que ocupan los NFU en los basurales y rellenos.

Esto es importante porque el uso del polvo de NFU en asfalto genera caminos más durables y seguros; y las innovaciones tecnológicas que se han desarrollado en el LEMaC han trascendido las fronteras de Argentina, impactando los desarrollos en varios países de la región, contando con el reconocimiento de representar a la Argentina en estas tecnologías en el mundo.

-¿Para esto es imprescindible relacionarse con el sector productivo? 

Sin dudas que el eje y el objetivo de la UTN La Plata hoy en día, en consonancia con la Universidad Pública argentina, es ser actores activos en desarrollo territorial.  Eso implica un compromiso desde la ciencia, la tecnología y la extensión, como funciones esenciales de la universidad que se unen al de la formación.  

Nuestros estudiantes se forman en este contexto, participan en muchos casos de las vinculaciones con el medio productivo, pero por sobre todo, tienen incorporado en su formación que la ingeniería se hace no solo trabajando como profesional independiente o siendo miembro de una gran empresa, sino que se hace ingeniería desde la innovación que promueven las ideas, la articulación con el otro y las necesidades que se necesitan resolver en el territorio.

No solo el sector productivo nos necesita, sino que se hace necesario transitar la vida universitaria con dicho sector, ya que no solo será un caso de estudio, sino una manera de formación de las y los actuales profesionales.

Por Mariana Hidalgo / Alejandro Armentia